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domingo, 4 de julio de 2010

Discriminando



Pienso que la sociedad humana actual es un sistema artificial, no natural. En la evolución del ser humano hemos visto cómo este ha ido agrupándose con más humanos en busca de cubrir sus necesidades fisiológicas, de seguridad, afecto, reconocimiento y autorrealización, entre otras. Poco a poco hemos ido construyendo sistemas sociales cada vez más complejos, empezamos con pequeñas tribus y ahora ya nos agrupamos en grandes ciudades con millones de personas.
Para la supervivencia del grupo se van estableciendo una serie de normas y leyes, se construyen valores y creencias sobre lo que es bueno y malo. Y conforme más grande se va haciendo una sociedad, más normas se añaden para su buen funcionamiento.

Una cultura particular, está formada por esas normas, valores, creencias y más elementos, constituye una estructura virtual que quiere transmitir al individuo qué es la vida y cómo vivirla, le alecciona sobre qué y cómo pensar a cerca de las cosas , lo bueno, lo malo y lo valioso.

Con estas ideas en mente me gustaría comenzar a hablar de discriminación. Discriminar significa, según el diccionario: " dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, físicos, etc.". Según esta definición puedo asegurar que todos discriminamos o hemos discriminado alguna vez a alguien. Pero ¿por qué ejercer esta discriminación sobre alguien?

Como ya sabéis los que habéis leído mis artículos anteriores pienso que la vida es como un " juego" o un "teatro" en la que cada uno interpreta un "personaje". Supongamos que esta metáfora es cierta, nuestro personaje (formado por nuestro cuerpo, personalidad, mente,…) está involucrado en una serie de áreas: una personal propia como individuo , familiar, grupal, un área relacionada con la humanidad, entre otras. También condicionadas por la sociedad y cultura en la que como personajes nacemos. Como personajes tenemos una serie de intereses en cada una de estas áreas, impulsados por el más básico de los instintos, el de supervivencia.

Tenemos un impulso muy básico de desarrollarnos en todas estas áreas, lo que forma parte del juego de la vida. Y como en todo buen juego están las normas, leyes y valores que nos guían sobre qué se puede y se debe hacer y lo que no, quién es válido y quién no.

Ya tenemos un poco más definido el escenario de actuación que quiero plantear: un individuo interpretando un personaje que ha sido aleccionado dentro de la sociedad en la que vive con unas normas, valores y tratando de avanzar y desarrollarse en las áreas de vida, tratando de ganar en el juego de la vida. Este individuo aprecia y valora positivamente muchas cosas a las cuales querrá acercarse, conseguir, igualar. Y no apreciará ni valorará otras tantas de las cuales querrá alejarse, no saber nada de ellas, incluso hacer como que no existen.

¿Qué se valora positivamente? No se puede generalizar en la respuesta a esta pregunta, puesto que para gustos los colores. Lo que sí observo en esta sociedad occidental es que hay una tendencia a valorar positivamente, y ensalzar muy alto cuestiones materiales (dinero, belleza física adecuada al estándar, gran número de posesiones, ir a la moda, poder, etc.). Estos valores se nos venden día tras día, en la televisión sobre todo, y para el que los comparta , lo que se aleje de ellos será considerado inferior, es decir, será discriminado.

También observo, cada día más, cómo van creciendo formas alternativas de concebir las cosas, alternativas que valoran positivamente cuestiones más trascendentales (desarrollo personal y espiritual, inclusión en la sociedad del grupo desfavorecido, desarrollo de la cultura del compartir, voluntariado etc.). En estas corrientes alternativas también he visto discriminación por ejemplo hacia las personas que tienen valores materiales, aunque esta discriminación es menos pronunciada.

Estamos tan identificados con nuestra forma de pensar y ver las cosas, con nuestras creencias sobre lo bueno y lo malo, que cuando consideramos y damos trato a alguien como inferior a nosotros, discriminándolo por esto o por lo otro (ya sea de forma consciente o inconsciente), se nos olvida que el que tenemos enfrente es un ser humano igual que nosotros con intereses y necesidades y deseos de crecer en la vida igual que nosotros.

Por mi condición de tetrapléjico he experimentado la discriminación en propia carne, y también todo lo contrario, la total aceptación de mi condición física, considerándome un igual con algunas limitaciones. Como estudiante de psicología he aprendido y conocido muchos tipos de discapacidad física y mental, todo esto me ha dado un enriquecimiento brutal.

Creo que el ser humano es un personaje muy diverso, tanto física como mentalmente. Nadie se ajusta al molde perfecto que nos quieren vender. Esto, paso a paso, se va a tener que reflejar en nuestra sociedad actual. Me gustaría que pudieras abrir tu mente, que percibieras al resto de humanos como un gran abanico de personajes con multitud de características diversas y ricas, y que más allá de ese personaje, más allá de la carne somos lo mismo, seres humanos.

Me gustará saber y aprender de lo que piensas...

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